MARIA
DEL REFUGIO
1.
NACIMIENTO E INFANCIA
“Cada día, su amanecer"
21 de
Septiembre de 1866. Era un día de fiesta en la bella ciudad de San Miguel de Allende, Estado de
Guanajuato, México, pues se celebraba el primer día de la novena al Patrono de la Ciudad.
Cuando en el reloj
sonaban las 20,30 horas los señores Ángel Aguilar y Sautto y Refugio Torres y López trajeron al mundo a su
primogénita.
Tres días más tarde
fue bautizada en la
Iglesia Parroquial, recibiendo los nombres de: María Refugio,
Guadalupe, Josefa, Francisca de Paula, Rafaela, Federica y Luisa. Aquella fecha
(24 de Septiembre) será significativa en su vida, la niña recién bautizada
fundará un Instituto Religioso dedicado a María de la Merced.
Pronto la familia
Aguilar y Torres empezó a crecer. A María del Refugio siguieron siete hermanos
(Ángel, Carmen, Francisco, Eduardo, Alonso, María y José María) que desarrollaron
su vida en un ambiente de gozo y piedad cristiana.
Como en todas las
familias acomodadas y creyentes, el primer cuidado de los padres fue dar a sus
hijos una esmerada educación.
María del Refugio fue
formada para ser ama de casa. Aprendió solfeo, un poco de francés, tejer,
bordar y cocinar, recibiendo las clases en su mismo hogar; no obstante con el
tiempo adquirió una vasta cultura por su afición a la lectura y su trato
social.
Al llegar la edad de la Primera Comunión
(1878) su madre se esmeró en prepararla y al mismo tiempo preparó a doce niñas
pobres para que la acompañaran, brindándoles todo lo necesario. Este bello gesto
anuncia la acción posterior de María del Refugio.
Desde temprana edad
poseía un amor entrañable a Jesús Sacramentado y a la Santísima Virgen.
Este amor a la Eucaristía
se hizo más evidente después de la Primera Comunión. Pequeña aún, comprendió que su amor
al Señor debía proyectarlo en el hermano.
En la adolescencia
fue ferviente catequista. Se esmeraba en iniciar a los niños en el conocimiento
de Dios y los preparaba para la Primera Comunión.
2.
MATRIMONIO Y VIUDEZ
"Cosas de Dios"
El 4 de Noviembre de
1866, obligada por su padre, contrajo matrimonio con Ángel Cancino Arce, viudo
y algo mayor, recaudador de impuestos y hombre de ideas liberales, cuya amistad
con importantes políticos le auguraba un gran porvenir como empleado público.
María del Refugio supo encontrar la voluntad de Dios en ese caminar no buscado
de su matrimonio, supo transformar lo que era necesidad que se impone en gracia
que se acepta y elabora de una forma creadora.
Poco tiempo después se establecieron
en Toluca, estado de México, al ser nombrado Ángel Cancino administrador del
Timbre de esa Ciudad. Con la ayuda de Dios y con su esfuerzo amoroso convirtió
la dureza del exilio en experiencia de gracia.
María del Refugio conquistó el
corazón de su marido, cambiándolo por dentro. Éste fue el primero de los
grandes milagros de su vida. Le ofreció su amor, su fe, una familia y la
experiencia cristiana de apertura hacia el misterio.
Fruto del matrimonio fueron Ángel
Federico de la Sagrada
Familia (28 de Noviembre 1887) y Francisca de la Soledad, Refugio, Teresa
(28 de Diciembre 1888). A los 40 días de nacer la niña falleció el señor
Cancino a causa de una pulmonía fulminante. La joven madre que en su juventud
gustaba de las distracciones y comodidades del mundo, y que confiaba en un
futuro próspero, vio truncadas esas ilusiones.
Viuda a los 22 años y
con dos pequeños a los que educar, regresó a la casa paterna. En Marzo de 1891,
cuando sólo tenía tres años, su primogénito enfermó de una angina maligna que
le causó la muerte. Ella, aún viendo en todo la voluntad de Dios, cayó en una
fuerte depresión, pasando la mayor parte del tiempo retirada en sus
habitaciones.
A María del Refugio
no le faltaron pretendientes que quisieron reconfortada en su soledad pero ella
los rechazó siempre. Decidió dedicar su vida a la formación de su hija,
encendiendo en ella ilusiones e ideales que irán floreciendo más tarde, cuando
termine siguiendo los pasos de su madre, y a su propio crecimiento espiritual,
poniendo sus talentos al servicio de los demás.
El amor que había descubierto en sus
años de matrimonio lo extendió de una manera nueva y mucho más universal.
3. TERCIARIA
FRANCISCANA
"Vueltas
que da la vida"
Frecuentaba la Iglesia de San Francisco
situada cerca de su casa, ahí recibió acompañamiento espiritual, siendo su
director el franciscano Fray José Sánchez Primo.
En unos ejercicios
espirituales experimentó una profunda renovación interior, reflexionando que el
hombre ha sido creado para alabar y servir a Dios. Hizo varios propósitos:
comulgar frecuentemente, adquirir el hábito de dialogar con el Señor, hacer
diariamente examen de conciencia, evitar disgustos en la familia, ser recatada,
no seguir las modas ni asistir a espectáculos públicos, purificar los afectos y rechazar los amores desordenados, ocuparse
útilmente evitando el ocio y la lectura de novelas, pedir por el prójimo y por
los difuntos y rezar diariamente el rosario.
Esta renovación llevó
a María del Refugio a incrementar su amor a Jesucristo presente en la Eucaristía. Fruto
de su vida eucarística fue una extraordinaria alegría que la caracterizó hasta
el final de su vida.
Su confesor,
conociendo las dotes sobrenaturales que adornaban a su dirigida, así como el
don de gobierno que en ella percibía le invitó a que ingresara en la Tercera Orden
Franciscana. En ella pudo robustecer su espíritu con la oración, el estudio, la
penitencia y el apostolado. Profesó en dicha orden (4 de Octubre de 1896) y
llegó a ser Ministra y Maestra de Novicias debido a sus aptitudes y celo
religioso. Durante el desempeño de estos servicios dirigió la palabra y formó a
las otras terciarias. Así mismo, quiso que la iglesia fuera un lugar bello, que
la celebración del culto estuviera enmarcada en un contexto de solemnidad y
devoción. Vivió desde entonces con gran fuerza el misterio de la Eucaristía.
Al mismo tiempo
desempeñó un intenso apostolado a favor de los más necesitados, socorriendo a
familias que atravesaban alguna crisis económica, visitando a los presos en la
cárcel, a los enfermos, procurando que los moribundos recibieran los últimos
auxilios espirituales, dedicando tiempo a escuchar a la gente que acudía a ella
y le confiaba sus penas, preocupándose por la unión de las familias. A sus
empleados los trató como si fueran miembros de su familia y todos los días
rezaba el rosario con ellos. El día de su santo invitaba a muchos pobres y les servía el
desayuno. Era lo que ella podía hacer, conforme al estilo del tiempo,
expresando el amor evangélico con las posibilidades que le daba el pertenecer a
la aristocracia del lugar.
Como madre de familia
fue severa, exigente y siempre vigilante. Supo respetar la vocación de su hija
y la educó para responder con libertad a lo que Dios le tuviera destinado,
despertando en su interior ideales de santidad y anhelos de colaborar en la
salvación de las almas. En 1904 la matriculó en un internado de la ciudad de
México para que terminara los estudios elementales y al año siguiente en la
normal arquidiocesana que las religiosas teresianas dirigían en Morelia. Allí
se tituló en 1907.
4. PROYECTO DE
FUNDACIÓN
"Por
soñar que no quede"
María del Refugio
pretendió ingresar al Carmelo Descalzo y, posteriormente, a la Compañía de María, pero
la realidad de su vida iba a ser muy distinta.
En su experiencia de
madre y en el ejercicio del apostolado, sintió que el Señor le confiaba la
salvación de los niños y jóvenes y que debía procurarla con el buen ejemplo, la
palabra y la oración. Llegó a la convicción de que transformaría al mundo
promoviendo los valores cristianos, formando ciudadanos que cumplieran con sus
deberes y respetaran los derechos de los demás, a la vez que tuvieran acceso a
mejores condiciones de trabajo, fueran solidarios con el prójimo e hicieran
buen uso de los bienes materiales.
Las visitas
frecuentes al Colegio de su hija le dieron la oportunidad de conocer al R.P.
Vicente María Zaragoza, confesor de las internas y gran enamorado de la Eucaristía. El
había concebido la idea de fundar una Congregación religiosa que se dedicara a
extender el amor de Jesús Eucarístico; y para poder realizar su inspiración
deseaba encontrar a otra persona que como el, tuviera un amor muy grande a
Jesús Sacramentado y poseyera gran celo por la salvación de las almas.
María del Refugio
concibió el proyecto de fundar un instituto religioso para extender el amor al
Santísimo Sacramento, reparar los pecados del mundo, y también como estrategia
para dar mayor trascendencia a su actividad apostólica. Un Instituto que, sin
dedicarse de manera exclusiva a una determinada clase social, atendiera
establecimientos educativos, centros de catequesis y bibliotecas donde se
proclamara el evangelio y se difundiera el amor a Jesús Sacramentado desde la
propia realidad y cultura de las gentes. Al tratar el Padre Zaragoza a María
del Refugio y poner en común su proyecto estudiaron la manera de realizarlo.
Muchas reuniones se tuvieron en casa de la familia Olivares, dos de cuyas hijas
Dolores y María fueron de las primeras jóvenes que ingresaron en el Instituto.
Con intención de
prepararse interiormente y concluir los detalles de la fundación, ingresó en
enero de 1908, al pensionado de la
Compañía de María en la ciudad de México. Le acompañaba su
hija, la cual prestaría sus servicios en el Colegio de dichas religiosas, con
el fin de adquirir experiencia para después colaborar como profesora seglar en
la obra de su madre. En el pensionado se une a ella otra joven viuda, dirigida
del P. Zaragoza, la
Señora Guadalupe Hernández Vda. de Velázquez, que desea
también consagrar su vida al Señor.
Aunando los esquemas
de espiritualidad que influyeron en María del Refugio tenemos:
- El espíritu franciscano cultivado en sus años de viuda joven, con sus notas de fraternidad, pobreza, cercanía de Jesús y sencillez.
- El carisma teresiano de clausura y encuentro con Dios en soledad.
- El espíritu ignaciano de fuerte apostolado, de compromiso a favor de la evangelización, de intensa identidad con los problemas de la Iglesia.
Ella fue gustando y
viviendo, de forma personal, tres grandes carismas de la vida religiosa y de la
espiritualidad de la
Iglesia. En todos encontró algo bueno, pero no se detuvo en
ninguno de los tres para tomarlo como propio.
La Providencia divina la
llevó más allá, como buscando su propia identidad dentro de la Iglesia, hasta encontrarla
en su nueva fundación eucarística y mercedaria.
5. FUNDACIÓN
"Cuando
las ilusiones cuajan"
El 25 de Marzo de
1910, fiesta de la
Encarnación del Hijo de Dios, bajo la dirección del Padre
Zaragoza, María del Refugio acompañada por la Sra. Guadalupe Hernández funda
el "Apostolado de Jesús Eucarístico". Días más tarde inaugura
el primer Colegio que llevará el nombre de Colegio del
Santísimo Sacramento.
La
dirección académica fue encomendada a Refugio Cancino Aguilar, su hija.
La base del proyecto
educativo de María del Refugio es que en el centro de todas las ciencias está
Dios y que no hay auténtica vida cristiana sin la participación eucarística y
la protección de María. En otras palabras, ir más allá de lo académico,
haciendo del aprendizaje una experiencia mística que nos descubra y haga gozar
y agradecer la presencia y la grandeza de Dios. A partir de entonces toda la
vida de María del Refugio girará en torno a la comunidad y a la escuela,
alimentando su espíritu con la comunión cotidiana y la adoración al Santísimo y
desbordando su caridad en quienes la rodean.
El 2 de febrero de
1911 recibieron el hábito de manos del P. Zaragoza María del Refugio Aguilar,
Guadalupe Hernández y María Olivares y el25 de Diciembre de 1912 el mismo Padre
recibió el voto que hicieron prometiendo servir a Dios hasta la muerte. En sus
primeros años la naciente Congregación tuvo que sufrir grandes penalidades
debido a ciertas crisis internas y a la confusa situación política del país.
Como consecuencia de los actos violentos de la "decena trágica", en
febrero de 1913, los Institutos Religiosos fueron seriamente dañados y hubo
deserciones de algunos miembros. María del Refugio convirtió su colegio en
hospital para atender y curar a los heridos y organizó colectas de víveres y
ropa para repartidas entre familias pobres, llegando a contarse, en 1915, cerca
de cuatrocientas personas las que acudían diariamente a las puertas del
colegio, y a todas les daba de comer. Por todos estos servicios la Asociación Mexicana
de la Cruz Blanca
Neutral le concedió, años más tarde, una mención honorífica.
6. TRASLADO A LA AVENIDA CHAPULTEPEC
"Los
recodos del camino"
En 1917 el Colegio
del Santísimo Sacramento se trasladó a una villa en la Avenida de Chapultepec Nº
183, que había sido Colegio de Jesús María. A esta casa fue enviado por el
arzobispado de México el R.P. Fray Alfredo Scotti, O. de M. para orientar a la
nueva Congregación ya que en sus orígenes se había desarrollado de una forma
muy sencilla y familiar, con un reglamento que ordenaba los horarios y definía
las responsabilidades para cada uno de los cargos y oficios. Hacían falta
constituciones, directorio y ceremoniales. Lleno de celo y buena voluntad,
trabajó infatigablemente con las primeras religiosas. María del Refugio redactó
los borradores, en los que definió su ideario de vida religiosa. Según ella,
esta comunidad eucarística es una familia y como en todo hogar, hay que guardar
un orden y un respeto, establecido en sus reglas y horarios, así como en el trato
cordial y educado, indispensable para la convivencia filial y fraterna que se manifestará
en armonía entre sus miembros y en alegría. Señala la bondad, la urbanidad, la
paciencia, la humildad, como elementos que deben existir para que las
relaciones en toda familia sean constructivas y fraternas. Pero sobre todo, el
amor y el perdón. Con la ayuda de R.P. Scotti la Congregación fue
organizándose canónicamente. Todo se hacía como estaba previsto. No tardaron en
llegar al Instituto jóvenes que, siguiendo la llamada divina y ante el ejemplo
de la fundadora consagraron su vida a la causa del Reino. El Apostolado de
Jesús Eucarístico tenía tres miembros el día de su fundación; en Enero de 1919
eran quince y un año después veintisiete. Entre ellas su propia hija María
Refugio Cancino que, al consagrar su vida al Señor recibió el nombre de María
Teresa.
En Agosto de 1920
resolvió ingresar en el Instituto fundado por su madre.
7. EXPANSIÓN NACIONAL
"Como ramas de olivo"
El aumento de
personal fue motivo para que la comunidad iniciara su expansión. Las primeras
fundaciones se hicieron en México. La primera casa filial fue la de Popotla,
D.F., cuyo colegio fue inaugurado el 2 de Febrero de 1919, sería sede del
Postulantado y Noviciado. Cinco meses más tarde se abrió la segunda, en San
Luis de la Paz, y
en Diciembre una en Real del Monte. Siguieron otras en Jalapa, Sayula, San Luis
Potosí, Monterrey, Saltillo, Toluca y Tacubaya. En algunas de estas fundaciones
se vivía en suma pobreza, careciendo incluso de alimentos. María del Refugio,
sin embargo, estaba conforme con las precarias condiciones, recordando las
palabras de Santa Teresa, de que "todos los principios son penosos" y
con la convicción de que, una vez comenzado algo, debe continuarse, sin importar
las dificultades que puedan presentarse, siempre que sea voluntad de Dios y de
los superiores.
8.
APROBACIÓN DIOCESANA
“En la Iglesia de Jesús"
En vista del número
de casas y de miembros y de que ya todo estaba bien organizado, el Arzobispo
Mora y del Río puso en manos del Padre Scotti la solicitud de aprobación
diocesana del Apostolado de Jesús Eucarístico, junto con las cartas de
recomendación de varios obispos, para que las llevara personalmente a Roma. La
aguda inteligencia y diplomacia del Padre Scotti consiguió en 15 días la
aprobación diocesana de la obra de María del Refugio, convertida en
Congregación diocesana. El 15 de Junio de 1922, fiesta del Corpus Christi, la Santa Sede concedía el
permiso de erección canónica, cambiando entonces el nombre inicial al de "Apostolado
del Santísimo Sacramento". El 25 de Diciembre de 1924 María del
Refugio renovó su profesión y vistió por primera vez el hábito blanco que
sustituía al negro impuesto por el Padre Zaragoza.
9. AGREGACIÓN A
LA ORDEN DE LA MERCED
"Con sabor
mercedario”
En agradecimiento a la Virgen Redentora
de cautivos, por el desarrollo notable y los logros que habían alcanzado desde
que el religioso mercedario comenzó a dirigirlas, María del Refugio solicitó al
Excelentísimo Señor Arzobispo de México la agregación a la Orden, ésta les fue
concedida por el Maestro General Fr. Juan del Carmen Garrido el 11 de Julio de
1925, siendo desde entonces conocidas como "Religiosas Eucarísticas
Mercedarias" y desde 1948 como
"Hermanas Mercedarias del Santísimo Sacramento".
Por esta devoción las Hermanas están
llamadas a participar del dolor maternal de María, asociado al misterio
redentor de Jesús, y a colaborar con
actos heroicos de amor y caridad para
rescatar al hombre de sus cautividades modernas y así salvar sus almas.
La Orden de la Merced recibió dentro de su
campo carismático un grupo nuevo de hermanas dedicadas a evangelizar a los
niños desde la Eucaristía
y éstas encontraron en ella una nueva
fuente de inspiración para su apostolado.
10. PERSECUCIÓN RELIGIOSA.
EXPANSIÓN
INTERNACIONAL
"Y la Cruz, siempre la cruz"
En los cortos años de
vida que llevaba el Instituto, México venía padeciendo guerras fraticidas y persecuciones religiosas que dificultaban
el apostolado docente por falta de libertad para enseñar la doctrina católica.
Al recrudecer la
persecución religiosa en la nación (1926), los Colegios fueron clausurados o
destruidos y el gobierno del Presidente
Plutarco Elías Calles se adjudicó la propiedad de los inmuebles. Las hermanas
padecieron de lleno la persecución, pero lo que
podía haberse convertido en riesgo de muerte para el Instituto vino a
transformarse en principio de vida. Dios quiso convertir la prueba en germen de
crecimiento. María del Refugio, con el afán de protegerlas, dispersó a sus religiosas
por diversas naciones del Continente Americano y Europa dando así expansión
internacional al Instituto. La primera fue una fundación en Placetas, Cuba, en
Septiembre de 1925. Luego tramitó una fundación en El Salvador, Agosto de 1926,
y el traslado del Noviciado a Oklahoma en Estados Unidos, Agosto de 1926. En La Habana abrió otro Colegio
Eucarístico, Septiembre de 1926, y de España le propusieron abrir una casa en
las Provincias Vascongadas, Pasajes San Pedro,
Guipúzcoa, Agosto de 1927.
Ella y sus consejeras
permanecieron en México con un número reducido de hermanas, cambiando
frecuentemente de domicilio y ocultándose con prudencia. Este contratiempo no
impidió la adoración a Jesús Sacramentado ni el trabajo docente con grupos
reducidos.
Durante la
persecución religiosa, María del Refugio recibió una carta del Maestro General
de la Orden de la Merced en la que la
alentaba y compadecía por la crítica situación por la que pasaba la Iglesia en México. Por el
mismo conducto escribió Fray Luis Márquez Eyzaguirre, mercedario chileno,
ofreciendo sus servicios para conseguir una fundación en Chile, la que María
del Refugio no dudó en aceptar, (Noviembre 1926). El contacto con algunos
mexicanos en Lovaina y Estados Unidos motivaron al Padre Márquez a hacer un
viaje a México, en 1928, para ver por sí mismo la situación por la que pasaban
los católicos. En la ciudad de México permaneció un mes, hospedado en la casa
de la Avenida
Chapultepec, ocasión que aprovechó para proponer otras
fundaciones: Cartagena en Colombia, Febrero de 1929, y Caltanissetta en Italia,
Julio de 1929, que se realizaron con no pocos contratiempos. El encuentro con
María del Refugio lo calificó Márquez como la impresión más grande de su vida.
Hacia 1929
funcionaban con dificultades y penurias el noviciado de Oklahoma, dos colegios
en Cuba, uno en la República
de El Salvador, otro en
Chile, otro en España, otro en
Colombia y uno más en Italia. En México quedaban el gobierno general y algunas
hermanas que continuaron instruyendo ocultamente, reuniendo grupos de niñas en
casas particulares en la Colonia Roma,
Coyoacán y San Luis Potosí. La casa de Chapultepec estaba denunciada como
escuela católica desde 1924, constando en el acta la existencia de una capilla.
Previendo lo peor, María del Refugio hizo demoler la capilla, para que no fuera
profanada. Cuando ya no hubo remedio, alquiló una casa en Coyoacán, que pasaron
a ocupar en septiembre de 1930, al ser despojadas del único inmueble que
poseían y que con tanto sacrificio había adquirido en 1917.
11. LA "OBRA DE INFANCIA"
"Amores que florecen"
Al final de sus días
María del Refugio sintió la necesidad de expresarse plenamente como madre,
dejando un signo de maternidad creadora a sus hermanas religiosas y abriendo un camino de vida y testimonio sobre el mundo.
Ella había tenido
bajo su cuidado un grupo de niñas huérfanas a las que había dado casa, vestido,
sustento y educación. Pero sobre todo
les dio cariño y ambiente de familia.
Libre de la responsabilidad de estas jóvenes por ingresar en el mundo laboral
unas, en la congregación otras y regresar
con sus familias las restantes, quiso desagraviar a Dios por la impiedad de
quienes impiden se le nombre en las escuelas, dando familia y educación a siete niñas desamparadas: una
por cada uno de los dolores de la Santísima Virgen, y de cada una de las naciones
donde hasta entonces se había extendido el Instituto. Esto fue lo que llamaron "obra
de infancia”.
Los trámites migratorios
impidieron que María del Refugio realizara su anhelo tal como lo había deseado,
es decir, con una niña de cada país. La vida tampoco le alcanzó para recibir
las siete Pero a las cinco que recibió: Delia (1933), María Dolores (1934),
Guadalupe (1935), Yolanda y Mercedes
(1936), les dio el apellido "Aguilar" y fue para ellas una verdadera madre.
Al
morir María del Refugio, su hija María Teresa, primera sucesora al frente del
gobierno general, las aceptó como "herencia sagrada" de su madre,
continuando los cuidados y formación
que venían recibiendo.
La
"obra de infancia" fue un acto de reparación al Señor. María
del Refugio estaba profundamente dolida por el ateísmo y contenido inmoral de los programas obligatorios de enseñanza. Y
le repugnaba también la postura condescendiente de los educadores católicos
frente a las exigencias del Gobierno.
12. SUPERIORA GENERAL
"Se
trata de servir"
Pese a su aversión a
ocupar cargos de autoridad, sus enfermedades y
cansancio fue Superiora General durante 27 años, (1910 - 1937). En
sucesivas ocasiones manifestó a la Curia Metropolitana
que su nombramiento como Superiora General había terminado pero el Señor
Arzobispo de México le reiteró una y otra
vez en su cargo.
Tuvo algunos períodos
de excedencia en los que ocuparon el cargo interinamente las Vicarias Generales,
M. Guadalupe Hernández, 6 meses en 1927, y M.
María Teresa Cancino, 6 meses en 1932.
Gobernó movida por
amor a Jesús Sacramentado y con el interés de que sus religiosas fueran santas.
Desde el principio de la fundación demostró adhesión, respeto, obediencia y
sumisión a la jerarquía eclesiástica, reconociendo en ella a los pastores
puestos por Dios para conducirnos al cielo.
La contemplación del
Misterio Eucarístico, el modo peculiar de leer el Evangelio, el anhelo de
configurarse con Cristo viendo en María un modelo de consagración a Dios y de
servicio a los más necesitados, fueron experimentados por ella para después
definir e institucionalizar el carisma que el Espíritu Santo le había
concedido.
13. ÚLTIMOS MESES DE VIDA
"La cima
de una escalada"
La vida en Coyoacán
transcurría relativamente tranquila en comparación con la agitación política y
social que asolaba la ciudad y las provincias.
María del Refugio
dejó Coyoacán presintiendo que su muerte estaba próxima. Nunca se la vio
impaciente o disgustada cuando ocurría algo desagradable. La última casa que
ocupó fue en la Calle
Martí No 256, Colonia
Escandón. A las pocas semanas, al estar rezando fervorosamente la novena de la Virgen de Guadalupe, una
corriente de aire en el cuarto que se adaptó como capilla le provocó una
pulmonía. Al inicio del año 1937 se encontraba muy agotada por una tifoidea que
venía padeciendo hacía varios meses, con fiebre y malestar continuo. A mediados
de Febrero le diagnosticaron bronconeumonía y poco después nefritis, que le
ocasionó inflamación en todo el cuerpo. Su estado empeoró por insuficiencia
renal, hipotermia e invasión de líquido en los tejidos. Se hallaba en un estado
de debilidad absoluta, sufriendo muchísimo, sin movimientos y con fuertes
dolores. La enfermedad fue larga y penosa, pero nunca perdió la serenidad ni se
quejó, manteniéndose alegre hasta el final, soportó todo con suma paciencia y
resignación.
Con dificultad escribió a todas las religiosas
participándoles su gravedad, encomendándose a sus oraciones y haciéndoles
algunas exhortaciones. A las hermanas que la acompañaban les pidió unión y
caridad fraterna, les recomendó que cumplieran con su guardia ante el
Santísimo, que rezaran por los difuntos y que no la dejaran en el Purgatorio.
Había cumplido su misión, había recorrido su camino, dejaba sobre el mundo una
herencia de amor, colocada bajo el patrocinio de Jesús Sacramentado y de María
de la Merced. Es
evidente que podía y debía morir.
El 23 de Abril
amaneció muy grave. Le hicieron una transfusión de sangre que le ocasionó una
fuerte reacción. Le acompañaban algunas religiosas y el Padre Zaragoza, a quien
pidió la absolución. Cuando el Padre vio que la vida de María del Refugio
llegaba a su fin, le tomó la mano derecha y le dijo: "Bendice a tus
hijas". Dio una última mirada, pronunció las palabras: "arriba, arriba..."
y descansó en paz. Era la madrugada del 24 de Abril de 1937.
14. CAUSA DE CANONIZACIÓN
"y sigue, y sigue...
"
La misión de la Iglesia de evangelizar al
mundo requiere modelos de santidad que resplandeciendo a la gracia de Dios den
testimonio notable del amor y presencia salvífica de Cristo en el mundo y del
Reinado que ha de venir.
María del Refugio,
mujer de comunión liberadora, seducida por el amor de Dios, con audacia y valentía
se propuso colaborar para hacer presente en todo el mundo el gran misterio de
la presencia de Cristo Redentor, convertido en pan de salvación y vino de amor
para los hombres.
La Congregación ha propuesto
a María del Refugio como uno de esos ejemplos, que nos enseña a vivir
cumpliendo la voluntad divina, para gloria de Dios Padre y salvación de las almas, haciendo de lo
natural algo extraordinariamente sobrenatural. Su vida es un mensaje de
evangelio para las religiosas que le siguen y de
un modo más extenso para todos los que la conocen, dentro y fuera de la familia mercedaria.
María del Refugio
gozó de fama de santidad en vida y más aún después de su muerte, pero la
introducción de la causa demoró algunas décadas debido, entre otras causas, a
la crítica situación de la
Iglesia en México, que acababa de atravesar una prolongada
persecución religiosa.
A raíz de 1960,
cincuentenario de la fundación de la Congregación, se reaviva el interés por ver
glorificada a la Madre
Fundadora y comienzan a escribirse obras biográficas, cada
vez más completas y mejor documentadas y a
realizarse publicaciones diversas sobre la obra de María del Refugio.
Dos postuladores han
trabajado con gran afán tratando de hacer realidad lo que todavía es un
objetivo a conseguir; ellos son Don Pietro Naruszewicz y el Sr. George Herbert Foulkles, quien continúa con esta ardua
tarea.
El 28 de Octubre de
1982 el Arzobispo Primado de México, Ernesto Corripio Ahumada abre públicamente
el proceso de beatificación de la Madre
Fundadora María del Refugio Aguilar y Torres. El 11 de Abril de 1997 se entrega la
Positio para ser estudiada. María del Refugio, nuestra Madre
Fundadora es un patrimonio de la Iglesia Universal. Su mensaje está abierto a
todos los hombres y mujeres de hoy.
HIMNO
DE LA CONGREGACIÓN
Gloria,
gloria de santa alegría
sea
divisa de vida y acción,
en
las hijas de la Eucaristía
que
la llevan en el corazón.
Mercedarias,
por ser de María
tiernas
hijas, bendita razón,
a
Ella tiene por Madre y por guía
amorosa
la Congregación.
En
la viña del Rey soberano
la
enseñanza madura la mies,
y
a los niños les tiende la mano
con
amor que redime a la vez.
Desplegando
en el viento las alas
vamos
llenas de amor a Jesús,
y
llevamos como únicas galas
las
de sangre que adornan la Cruz.
Nuestra
fuerza es el Pan de la Vida,
nuestro
anhelo la dicha final,
y
es María nuestra Madre querida
No hay comentarios:
Publicar un comentario